El intendente de la capital de Mendoza, Ulpiano Suarez, lanzó un programa para que las y los ciudadanos colaboren con el control de la seguridad en las calles. La “herramienta” fue diseñada por un jefe comunal macrista y ya se utiliza “con éxito” en otras jurisdicciones del mismo color político.
Fotos: Cristian Martínez / Coco Yañez
La iniciativa, que fue presentada con el disfraz de instrumento tecnológico para ayudar a la ciudadanía, favorece el ensanchamiento de la grieta que más duele: la que se abre entre las personas de los sectores populares y las de las clases medias y altas.
“Ojos en Alerta es un programa de seguridad ciudadana diseñado para que la comunidad se involucre en la prevención y luche contra el delito desde sus celulares utilizando una herramienta conocida y masiva como WhatsApp, y sin exponerse”, dice su presentación.
No hace falta mucha imaginación para saber cómo se desenvolverá un programa policial que se apoya en el criterio de personas comunes, cuya única formación en Seguridad fue obtenida en los medios de comunicación y entretenimiento.
En los estudios sobre la seguridad en democracia se sabe largamanente que la criminología mediática, es decir el concepto de seguridad que enseñan los medios de comunicación, está encallado en la mayoría de las personas.
A través de las noticias y los entretenimientos, los medios masivos, cuando hablan del tema al que denominan inseguridad se refieren a una sociedad dividida en la que los conflictos se resuelven de forma violenta.
“La criminología mediática crea la realidad de un grupo de personas decentes frente a una masa de criminales identificada a través de estereotipos que configuran un ellos separados del resto de la sociedad por ser un conjunto de diferentes y de malos. El mensaje es que el adolescente de un barrio humilde que anda con gorrita y ropa deportiva mañana va a hacer lo mismo que el que mató a una anciana en la salida de un banco, no importa si aún no hizo nada, mañana puede hacerlo y por ende hay que separarlos a los dos y si es posible eliminarlos”, grafica el doctor Eugenio Zaffaroni, exministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Lo que pretende el intendente de la capital de Mendoza es sumar a los entusiastas a las Fuerzas de Seguridad para hacer más riguroso el cordón que imposibilita que las personas de los barrios populares transiten por las calles del centro mendocino, y fortalecer los operativos para llenar las cárceles de pobres.
La decisión de los gobiernos de delegar la implementación de políticas de seguridad pública a la policía, con escasos controles civiles, ha sido muy cuestionada en las últimas décadas y se aleja de los estándares de seguridad ciudadana moderna. En ese sentido Ojos en Alerta representa un retroceso inédito, pues supone más poder y presencia policial, sin control, en las calles.
Si bien el programa podría ser aprovechado para romper con estereotipos de la criminología mediática y capacitar a las y los interesados en formas para reducir los niveles de violencia, la intención del jefe comunal es lanzar los nuevos vigilantes a la calle cuanto antes. “La capacitación dura 40 minutos, es muy sencilla y simple pero es fundamental porque lo que hace es explicar cómo funciona el programa y concientizar para que todos seamos parte como ciudadanos”, explicó el intendente radical.
Aunque los mentores y los ejecutores la presenten como una iniciativa de prevención, se trata de un dispositivo que reunirá las de denuncias que los vecinos realicen con imágenes o textos a través de WhatsApp.
La presentación en Mendoza se realizó junto al progenitor del programa, el intendente de San Miguel (Provincia de Buenos Aires), el macrista Jaime Mendez, donde Ojos en Alerta se aplica desde 2016. El dispositivo también fue adoptado en otras comunas amarillas como Tres de Febrero, Pinamar y Escobar que ahora gobierna Sajarchuk del Frente de Todos.
En fin, botones de muestra.
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