Mendocinos que fueron repatriados en el contexto de la pandemia conviven, en el hotel El Torreón de Capital, con posibles vectores responsables de la transmisión de la enfermedad de Chagas. Pese a los reclamos, el gobierno provincial no da respuestas aunque obliga a las personas en riesgo a costear un alojamiento que no da garantías sanitarias básicas.

Por Negro Nasif

Foto: José María Amadei

“Es una situación terrible, anoche me quedé toda la noche despierto esperando que llegaran y llegó una que aquí la tengo viva, mueve las patitas todavía”, manifestó con evidente preocupación este miércoles, en diálogo telefónico con EL OTRO, uno de los pasajeros obligados del hotel El Torreón.

José María Amadei es uno los tantos argentinos que la pandemia de coronavirus lo sorprendió fuera del país y que, tras un plan de repatriación organizado por el gobierno nacional, finalmente pudo retornar a Mendoza donde debe cumplir con el indispensable protocolo de aislamiento social, preventivo y obligatorio.

Foto: booking.com

Llegó a nuestra provincia en colectivo, desde el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, el 2 de mayo junto 25 personas que fueron alojadas en el hotel ubicado en avenida España, entre Las Heras y Necochea, de la Ciudad de Mendoza. Allí deberá permanecer hasta cumplir las dos semanas que establecen las normas sanitarias dispuestas por el presidente Alberto Fernández y acompañadas por el gobierno local.

Sin embargo, lo que debiera ser un contexto de protección frente a la amenaza de COVID-19, para las personas que se encuentran en estas particulares condiciones de cuarentena y para el resto de la población, se tornó en la posibilidad de sufrir la enfermedad de Chagas.

Foto: José María Amadei

“Desde el 8 de mayo han aparecido vinchucas en las habitaciones. Obviamente, informamos a la administración del hotel, quienes se comunicaron con el Hospital Lencinas, pero nunca nos dieron una solución. Vinieron con insecticidas mata hormigas, echaron en los rincones de la habitación aunque sin resultado alguno, porque hemos vuelto a encontrar más”, manifestó Amadei a este diario, y aclaró que desde la recepción le confirmaron que no es el único pasajero del hotel que tuvo que lidiar con los posibles vectores de la transmisión de la enfermedad de Chagas.

Angustiado por la situación, que se suma a todo el proceso traumático que atravesó en los últimos días, Amadei envió un mail a Infectología de la Facultad de Medicina para encontrar una orientación sobre la peligrosidad de los insectos hallados, pero todavía no ha recibido respuesta. “Nadie nos escucha, nadie nos da una solución, estamos en una situación crítica, ya que no sabemos si van a seguir apareciendo, si nos van a picar. Hasta el momento creo que no me ha picado ninguna, no sé si les han picado a otros, pero es una situación muy crítica”.

Mientras esperan tener suerte, los alojados en El Torreón guardan en bolsitas de nylon las vinchucas que capturan en las habitaciones, aguardando que un especialista determine si portan o no el Trypanosoma cruzi, parásito causante del mal de Chagas.

 

 


 

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